viernes, 31 de marzo de 2017

No es lo que pensé

"Yo no soy inteligente. A mi lo que me gustaba era sacar buenas notas en las materias". Eso nos dijo el chico de 16 años cuando le preguntamos por qué quería dejar la escuela.

No son días fáciles los que estamos viviendo ahora. Hay gente -académicos, por ejemplo- que le llaman a este tiempo "El Holocausto de Trump". Bastantes insultos y decisiones presidenciales se han tomado últimamente para que muchos no querramos ni mencionar el nombre del que prometió "Hacer America grande de nuevo".

Estamos sentados en el cuarto de reuniones y el muchacho nos cuenta con su español-inglés-nuevoidioma que lo que no quiere es seguirse sintiendo frustrado. Él no pidió estar en clases avanzadas. Esas clases no son lo que él pensó cuando se las propusieron. Todo fue porque a él le gustaba ver sus reportes con buenas notas. Él estudiaba la noche antes de los exámenes de sus clases regulares y todo era tan fácil. Pero luego, algún profesor lo recomendó, un consejero firmó, una mamá recibió la noticia orgullosa y así, sin pensarlo mucho, al inicio de su segundo año de "high school" ya estaba matriculado en 4 materias "avanzadas", de las que se toman en la universidad.

Todos los días el bus lo recoge a las 6.15 de la mañana. Atiende sus clases hasta las 2.10 de la tarde. Llega a su casa y se hace cargo de sus 5 hermanos pequeños mientras su madre, indocumentada, está trabajando en algún vivero de la ciudad.

Ser indocumentado en este país nunca ha sido fácil, pero en estos últimos meses se vive bastante parecido a estar atrapado en una pesadilla. Ser hijo de padres indocumentados es, creo yo, aún más difícil si pensamos en que, como hijos menores de edad, tienen menos capacidad de decisión y acción.

El chico estaba frente a nosotras porque su madre, desesperada de escucharlo decir un día y el siguiente que dejaría la escuela, lo llevó  a vernos para tratar de convencerlo de seguir estudiando. En este país, el Departamento de Niños y Familias investiga los casos en los que los niños y jóvenes faltan a la escuela por más de 5 días consecutivos sin ninguna excusa válida por parte de los padres. Si la escuela reporta las ausencias, un agente del Estado inicia una investigación contra los padres por negligencia. El muchacho ya llevaba 4 días sin ir a la escuela.

"Mi hijo es bien inteligente. Siempre ha tenido buenas notas. Es más, él es el que le hace las tareas a sus amigos. Esos amigos que lo molestan porque le dicen que es chaparro y feo. Mi hijo se cree eso que le dicen. Yo le digo que no les haga caso, pero él lo que quiere es dejar la escuela y empezar a trabajar. Por favor, ayúdenme. Por favor, díganle que yo no quiero tener problemas con el gobierno. Por favor, díganle que no quiero que me deporten".

"Dinos, qué quieres hacer con tu vida. Dinos si hay algo en lo que te podamos ayudar. Ya escuchamos a tu madre. Ella está afuera del cuarto esperándonos. Queremos escucharte a ti ahora", le dijo la responsable del programa. Fue entonces cuando nos explicó lo de las notas y las clases avanzadas. Lo dijo sin pena ni remordimientos. Lo explicó con la calma de quien explica lo obvio. Lo hizo mirándonos a los ojos con esos ojos sobre los que caía un flequillo al estilo de un joven Robert De Niro.

- "Gracias por tu confianza. Muchos jóvenes que vienen con nosotros están viviendo lo mismo que tú, pero muy pocos pueden explicarlo de la manera tan clara y honesta con la que lo haces tú".

- "Es que yo siento que soy un joven como los de antes. Yo admiro a los jóvenes de antes. Mis amigos de ahora quieren que me ponga aritos o que use pantalones rotos o que me corte el pelo como ellos, pero yo quiero ser cómo eran los jóvenes mexicanos de antes. Me gusta ese estilo", explicó sonriendo y con los ojos llenos de esa chispa que se enciende cuando lo que dices viene desde ese lugar misterioso que es el alma.

Terminamos la reunión y nos despedimos. Antes, planeamos lo que haremos para acompañarlo en estas últimas 6 semanas de escuela. El año está por terminar y, aunque no será fácil, el muchacho decidió volver a intentarlo. Es difícil enfocarse en algo que parece tan obvio en condiciones normales. Pero resulta que la normalidad en estos días no es normal. Está tan llena de sobresaltos e incertidumbres que solo la idea de seguir adelante se recibe y protege como cuando uno agarra en sus manos una mariposa que frágil y pequeña se nos entrega con su fascinante libertad.



Imagen tomada de La mariposa azul




No es lo que pensé

"Yo no soy inteligente. A mi lo que me gustaba era sacar buenas notas en las materias". Eso nos dijo el chico de 16 años cuando le...