viernes, 15 de abril de 2011

Punto de vista peculiar en un tema que levanta pasiones


Uno de los temas que más apasionan en un país como los Estados Unidos es el de las armas. El derecho de tener y portar armas está regulado en la Segunda Enmienda de la Constitución de este país. Frente a ella, hay dos posturas: los que defienden la enmienda y los que apelan a un mayor control. El debate adquiere mayor visibilidad por acontecimientos relevantes. Uno de ellos fue el ataque en Tucson, Arizona, en el que murieron 9 personas y resultó gravemente herida Gabrielle Giffords, representante demócrata, en enero de este año.

Yo soy salvadoreña. Crecí enmedio de una guerra civil. Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, yo tenía 17 años. Las armas y la muerte no son algo desconocido ni lejano. Aunque en el país se firmó la paz, la violencia y las balas continuaron sumando números a las estadísticas de muertos y heridos. Tenemos el triste reconocimiento de ser uno de los países, sin guerra política, más violentos del mundo. Con semejante experiencia de vida, lo que más deseo es que ya no se sigan sumando víctimas a las estadísticas fatales. Ese es mi deseo, pero en Estados Unidos he aprendido a escuchar los múltiples puntos de vista que hay entre el control y el libre acceso a las armas.

Hoy por la mañana una noticia de Los Angeles Times me sorprendió: un vendedor de armas en Arizona (uno de los Estados que más defiende el derecho de portación), alertó varias ocasiones a agentes federales del peligro que las armas vendidas, bajo su consentimiento, terminaran en manos de los "bad guys". En la nota se identifica a estos "tipos malos" con miembros de carteles de droga en México.

La nota revela los hallazgos de una investigación del Congreso sobre la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés). Con ella confirman que bajo el "Project Gunrunner" se permitió la venta de armas a sospechosos de tener vínculos con los carteles de droga. El objetivo del proyecto, según la ATF, era obtener información de inteligencia sobre las redes de tráfico ilícito de armas para desmantelarlas con el arresto de sus líderes.

No sé si los medios le darán seguimiento a esta investigación. Aunque la he buscado, no encontré nada sobre ella en los medios más influyentes ni del lado estadounidense, ni del mexicano, ni del centroamericano -que tanto debería interesarnos.

Cada párrafo de la nota me sorprende por los datos que revela, como el hecho de que tres armas vendidas a sospechosos bajo este proyecto están vinculadas con el asesinato de 2 agentes norteamericanos (uno en México y otro cerca de la frontera en Arizona). Pero lo que más me llama la atención es la preocupación que motivó al vendedor para hacer las alertas. En la nota transcriben parte de los correos electrónicos que envió. En uno de ellos dice: "Yo quiero ayudar a ATF con su investigación, pero no arriesgando la seguridad de los agentes, porque tengo amigos bien cercanos que son agentes de la U.S. Border Patrol en el sur de Arizona". En junio del año pasado, el vendedor expresó nuevamente sus preocupaciones a los agentes de la ATF. En esa ocasión lo perturbó la publicación de noticias en las que reportaban que en escenas de crímenes en México estaban encontrando armas vendidas en Estados Unidos.

En estos momentos relampaguean múltiples los instantes de peligro, en el sentido que da Walter Benjamin. Los problemas sociales nos encuentran desprotegidos y solos. En el caso del vendedor, él tiene que enfrentar, con sus temores personales y cercanos, las consecuencias de acciones institucionales que se cruzan con el oscuro mundo de la economía criminal global. El vendedor de armas se encuentra solo en la encrucijada en que lo pone una sociedad en donde la lucha entre los tipos buenos y los tipos malos se vuelve difusa.

Muchos defienden el derecho de portación de armas y otros tantos su control. Mientras el debate se alarga, en el camino surgen estas historias. Ellas nos alertan sobre cómo un debate público, que se puede volver abstracto entre estadísticas y términos legales, es una preocupación concreta para la vida de hombres y mujeres que se encuentran en los bordes de lo legal y lo ilegal. Ojalá haya cada vez más historias que nos den puntos de vista distintos de los temas que nos afectan a todos. Ojalá esas voces, que de momento parecen lejanas e inaudibles, encuentren medios para que podamos escucharlas y se les tome en cuenta al darle forma al mundo que estamos construyendo.

- Los dejo con un video de Calle 13. Ya lo había subido, pero me parece que también le viene bien a esta entrada.

* Pintura de Marc Chagall.

la bala calle 13 viña del mar 2011

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