jueves, 3 de marzo de 2011

En 1994, un joven...



En la Universidad de El Salvador hicieron una conferencia sobre los derechos humanos de los estudiantes. En representación de sus compañeros, Miguel Rojas [1], estudiante de Tercer año de Bachillerato, dijo lo siguiente:

"Después de realizado el estudio[2] que hoy nos ocupa, resulta más claro para nosotros que las condiciones en que vive y se desarrolla el joven estudiante de los institutos públicos, son un terreno fértil para el nacimiento y el desarrollo de las pandillas.

A pesar de las medidas tomadas por el Ministerio y directores de los centros educativos, las pandillas van tomando más fuerza. A pesar del gran número de estudiantes expulsados, es mayor el número de estudiantes involucrados y los niveles de violencia son superiores. Comenzaron con puñetazos en los años 80 y ahora se cuenta con armas de grueso calibre.

El año pasado el promedio de heridos en el Hospital Rosales era de uno diario. Este año lectivo que recién comienza hemos encontrado en ese mismo hospital, los días viernes hasta doce estudiantes heridos en los enfrentamientos de las pandillas. Estos jóvenes llegan incluso al extremo de heridos de bala o de cuchillo se levantan de su cama a quitarse las insignias.

A pesar de las medidas implementadas el problema crece y se acentúa.

Desde 1991 se venían dando de 100 a 200 expulsiones por año en cada instituto, se practican registros en las aulas y en las calles, capturas arbitrarias, no se respetan nuestras opiniones, ni se escucha nuestra defensa.

No todos los expulsados pertenecen a las maras. Ha habido muchas expulsiones injustas, efectuadas por simples sospechas o inclusive porque defendieron expulsados injustamente. Como ocurrió al presidente de la sección académica de segundo año de bachillerato en el INFRAMEN, estudiante de buenas calificaciones, expulsado al instante en que defendía a sus compañeros.

Por otra parte, de 10 estudiantes expulsados que sí estaban involucrados en las pandillas, hemos investigado que tres son absorbidos por la droga y grupos delincuenciales, uno se pone a trabajar y seis se incorporan a otros institutos públicos y privados.

Fuera del sistema educativo, los estudiantes son presa fácil de la delincuencia.

Las expulsiones también promovieron la difusión de la violencia a otros institutos públicos y colegios privados y voy a explicar por qué:

Al comienzo se enfrentaban principalmente el ITI y el INFRAMEN, después de las expulsiones estos estudiantes buscaron instituciones afines a su especialidad así que los del INFRAMEN buscaron las especialidades académicas y comerciales en la ENCO, Liceo Centroamericano, Tercinframen, etc. Y los del ITI buscaron las especialidades técnicas en el Rubén Darío, San Martín, Dumas, etcétera, y desde allí continuaron los combates e incorporaron a otros estudiantes y así es como ahora todas las instituciones están involucradas en la violencia.

La expulsión también aumenta el deseo de venganza contra los otros institutos, el odio a la sociedad y a la policía. El año pasado tuve que hablar con un amigo que planeaba el día que fue expulsado ir a machetear al primero que se encontrara para desquitarse.

Otras medidas, como registros, requisas, vigilancia y capturas destruyen moralmente a la población estudiantil, afectan a inocentes y generan más sentimientos de violencia y rebeldía. Un caso dramático fue el del bus urbano donde viajaban estudiantes del INFRAMEN, la policía lo capturó y se lo llevaron a la Central donde las muchachas fueron desnudadas, acosadas y golpeadas.

Otra cosa ocurrió la semana pasada y ocurre con frecuencia, es el de tres estudiantes del ITI que bajaron de un microbús urbano; uno de ellos enfermo del corazón y un cuarto estudiante que se encontraba almorzando en un comedor, y que perdió sus útiles en la captura, inclusive una calculadora. Se les registró hasta que llegaron a la central y no llevaban armas, cuando fueron capturados no estaban cometiendo ningún delito y sin embargo fueron fichados y deben presentarse cada 15 días al Ministerio para oír charlas de una psicóloga. Estos estudiantes han quedado marcados, si se les captura de nuevo serán expulsados. Cuando el joven enfermo del corazón, intentó razonar su caso en el Ministerio, se le pidió que se callara de manera muy poco amable.

Cuando nos llegan a registrar a las aulas nos sentimos humillados como si fuéramos delincuentes y si la clase fue interrumpida ya no podemos concentrarnos, también quedamos indignados. Se sienten deseos de abandonar los estudios y todavía nos dicen “el que no aguante que tire la toalla”. Sobre esto, el costo de la educación pública y privada de ha vuelto impagable para nosotros.

Los estudiantes, si ustedes analizan señores se encuentran demasiado presionados; tienen problemas en sus casas, en la calle, en los institutos o colegios privados, tienen problemas económicos, llevan una carga académica, hasta 16 materias, tienen poco acceso a la recreación y a la cultura.

Los estudiantes necesitan comprensión, sinceridad, calor humano, buen ejemplo y sobre todo resolver sus problemas concretos.

Según las opiniones recogidas entre los estudiantes de distintos institutos de la capital, hacemos al Gobierno salvadoreño las siguientes peticiones:

1. Que no haya más expulsiones arbitrarias, deben comprobarse bien las sospechas.

2. No más registros ni capturas generalizadas.

3. Una práctica liberadora de la educación, donde el alumno sea capaz de criticar positivamente la labor del maestro y donde se sienta un ser humano importante. No más gritos, regaños ni amenazas.

4. Debe respetarse la opinión y la libertad de expresión de los estudiantes.

5. Trabajar arduamente en elevar el nivel científico académico de la comunidad educativa.

6. Elevar el nivel de vida de nuestros maestros y darles la oportunidad de elevar su nivel académico.

7. Abrir programas de financiamiento para la enseñanza media. Disminuir la cuota oficial y social. No a la privatización.

8. Adaptar y reformar el reglamento de la Enseñanza Media a la Convención Internacional de los Derechos del Niño y apegarse a él.

9. Incentivar la organización estudiantil para resolver los problemas de la juventud.

10. Abrir programas deportivos y culturales para todos los estudiantes."




[1] Presentación hecha en la Conferencia “El problema de las maras y los derechos de la juventud estudiantil”, Universidad de El Salvador, 1994.

[2] Estudio “Condiciones de los derechos de la juventud en la Educación Media Pública de San Salvador, 1993” Coordinado por Cecilia Castillo. Participaron estudiantes del INFRAMEN, ITI, TERCINFRAMEN, Escuela Japón. Encuesta a 4100 estudiantes, entrevistas colectivas a 400 estudiantes y entrevistas a psicólogos, orientadores, coordinadores, maestros y directores.

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Al leer este texto, 17 años después, me pregunto cómo puede soprendernos ahora el miedo con el que vivimos, si hemos sido sordos y ciegos por tanto tiempo.

Los dejo con el video de una de las canciones de Calle 13 que me recuerda, con cada palabra, el drama de nuestros países y sus jóvenes.

* Foto: Guernica, de Picasso, tomado de El País

Calle 13 - La Bala - En Vivo En El Festival De Viña Del Mar - 2011

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